Quien no tiene tiempo para practicar yoga, es porque no quiere. Esta mini secuencia de yoga para el despertar, practicada cuando nos levantamos, antes de ir al trabajo o antes de emprender cualquiera de nuestras actividades cotidianas, no lleva más de 15 minutos y puede ser una bendición para todo el día, tanto para nuestro cuerpo como para nuestra mente.
Esta mini secuencia de yoga comienza con una postura de pie, namaskartadasan. En ella puedes permanecer unas respiraciones mientras te sumerges en una actitud de agradecimiento al nuevo día que comienza, abriéndote, sin expectativas, a lo que la vida de pueda traer hoy.
Después empieza a moverte suavemente, alternando entre tadasan y utkatasan unas cuantas veces sintiendo las sensaciones que genera el cuerpo continuamente.
Cuando lo sientas, desde utkatasan, flexiona las piernas y deja que las costillas reposen en los muslos invitando a toda tu columna y cuello a relajarse profundamente en la postura llamada sukamalasan. Permanece en quietud alejando suavemente los glúteos de los talones mientras las costillas siguen reposando sobre los muslos.
Cuando lo sientas, empieza a moverte suavemente entre urdvamalasan y hastamalasan. Mientras mantienes tu columna alargándose en dos direcciones, alejando el pubis de la garganta y la base del cráneo del sacro, mantén las piernas flexionadas y ves alternando entre acercar los glúteos a los talones y alejarlos de ellos.
Cuando lo sientas, pasando por utkatasan, vuelve a de pie. Namakartadasan. Manten la quietud y la estabilidad distribuyendo el peso entre las ocho esquinas de tus pies y manteniendo una relación armoniosa entre cabeza, caja torácica y pelvis con la gravedad.
Cuando lo sientas, vuelve a alternar suavemente entre tadasan y utkatasan.
Después de fluir entre tadasan y utkatasan, descansa profundamente en sukamalasan.
Cuando estés preparado o preparada, en cada inhalación eleva el pecho y la cabeza alargando la columna en dos direcciones y alejando el pubis de la garganta y la base del cráneo del sacro, urdvamalasan. Mantén las piernas flexionadas. Al exhalar regresa a sukamalasan. Alterna entre estas dos posturas y cuando te apetezca ve a una postura a gatas, satangasan y finalmente a una postura niño, balasana, con los brazos relajados. Permanece entregándote tan profundamente como sea posible hasta que la relajación vaya apareciendo.
